

La Profecía y el Futuro del Mundo
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Serie: Las Profecías Bíblicas - Esperanza de las Naciones


Uno de los mayores interrogantes del ser humano es querer conocer y explicar todo lo relacionado con el futuro, andamos preocupados en la vida, sin esperanza y consuelo, pensando que será del día de mañana. Ante tal situación que muchas veces nos abruma, nos preguntamos será que habrá una solución a todas las vicisitudes que nos plantea la vida.
En las Sagradas Escrituras encontramos un sin número de “predicciones” que van a suceder en el futuro, estas son llamadas “profecías bíblicas”. La Biblia es la Palabra de Dios entregada por amor y expresa completamente la voluntad divina. En ella encontramos diferentes temas relacionados con la vida humana. La profecía de la Escritura fue revelada por Dios mediante el Espíritu Santo y entregado a santos hombres de Dios, a través de sueños y visiones. 2 San Pedro 1:19-21; Amos 3:7.
Por lo tanto, es nuestra responsabilidad abrir nuestro corazón a Dios, y dejar que la propia profecía alumbre nuestro entendimiento y podamos aceptar sus instrucciones para nuestra vida.
Ahora bien que tiene que ver la “profecía y el futuro del mundo”, para poder llegar a comprender este asunto debemos apreciar el porqué de las profecías, para que fueron dadas o que propósito cumplen, en el libro de Isaías 46:9-10, nos da un vislumbre de la importancia de la revelación profética, al declarar Dios que no hay nada que se compare a Él y que nuestro Dios “anuncia lo por venir desde el principio”, esta es la base de la profecía bíblica, ya que sencillamente la profecía está relacionada con acontecimientos que ya sucedieron y las que sucederán en el futuro, prediciendo desde su propio comienzo. Apocalipsis 1:19.
En otras palabras, esto nos enseña que Dios tiene el control, el dominio del “Destino de las Naciones” y el usa las profecías para tal fin. Pero no solamente se refiere a esta idea del dominio, autoridad, poder y omnisciencia divina del único ser divino que conoce todas las cosas. Salmos 139. Sino que también para darnos fe, consuelo, esperanza y para poder tener confianza en la “firme palabra profética”. San Juan 14:29.
Cristo nos entregó las profecías con el propósito de fortalecer nuestra fe y de alejarnos de la incredulidad, el desamor y el alejamiento de Dios, sabiendo que Él nos ama y quiere lo mejor para nosotros, para así reconocer el verdadero significado de nuestra existencia.
Dios es el que controla la historia humana, por eso en la “narrativa bíblica histórica”, se encuentra registrado un hecho particular, en la cual Dios revela al profeta Daniel la historia hasta el fin. En Daniel capítulo 2, se encuentra señalado las grandes potencias mundiales que existieron en algún momento en la historia del planeta tierra, pero antes de mencionar cada una de ellas dentro del marco de la “revelación profética”, sería bueno mencionar como comienza esta historia.
Daniel 2:1-3. La historia bíblica comienza con el rey Nabucodonosor, que tuvo un sueño, se perturbo y no pudo seguir durmiendo. En la cual manda llamar a magos, astrólogos, encantadores, caldeos, para que puedan dar a conocer al rey el sueño y su interpretación. Estos hombres eran considerados dentro del reino Babilónico como los más sabios, eruditos, científicos y encumbrados.
Pero a pesar de que estos hombres fueron llamados no pudieron dar a conocer al rey el sueño y mucho menos el significado. Daniel 2:10-12. Por lo cual el rey mando a matar a todos los sabios de Babilonia, en este punto debemos dejar algo bien en claro, que el ser humano no tiene la capacidad o habilidad de predecir el futuro, no importa lo que haya estudiado y mucho menos no lo lograra con “ciencias alternativas” que su oponen a la verdad profética de las Escrituras.
“Entonces el misterio fue revelado a Daniel en una visión de noche. Y Daniel alabo al Dios del cielo”. Daniel 2:19. Emocionante palabras de un Dios que nos ama, porque el cuida a sus hijos y revela el misterio a su siervos los profetas, en este caso a Daniel, que dio gloria y honra al Dios Altísimo.
El sueño y su interpretación.
Daniel 2: 27-28. “Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días”. Solo Dios conoce el futuro, el misterio revelado abarcaría desde los días de Nabucodonosor hasta los últimos días.
También tenemos que enfatizar que este es una revelación dada por Dios con
un propósito especial, mostrar cual seria las naciones que gobernarían el mundo.
Daniel 2:31-35. “Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era
muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto
era terrible. La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata;
su vientre y sus muslos, de bronce; sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y
en parte de barro cocido. Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con
mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.
Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata
y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de
ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran
monte que llenó toda la tierra”.
El rey Nabucodonosor vio una gran imagen conformada de diversos metales, cada uno de los cuales predecía un reino poderoso en la tierra. Hasta que llegamos a los pies de esta imagen donde se profetiza que ya no habrá más en este mundo un gran imperio universal. Luego ve una piedra, cortada no con mano, que cae sobre los pies e instaura un reino que es del Señor.
La explicación o interpretación de la visión seria de esta manera, según esta registrado en Daniel 2:37-45. La Biblia y posteriormente la historia recalcan este cumplimiento profético, como Dios vaticinaría los acontecimientos finales de la historia de este mundo.
Babilonia, la cabeza de oro: 605-539 a.C.
Medo Persia, el pecho de plata: 539-331 a.C.
Grecia, el vientre de bronce: 331-168 a.C.
Roma, las piernas de hierro: 168 a.C. – 476 d.C.
Mundo dividido, los pies de hierro y barro: 476 d.C. - presente
El reino de Babilonia está representado por la cabeza de oro. Cuando el profeta le
dice: “Tú eres aquella cabeza de oro”, marca el orden consecutivo de los imperios
mundiales que aparecerían después de Babilonia y esto se cumplió a la perfección.
Pero lamentablemente el hombre se revela contra Dios y tratara de establecer un
imperio universal, más Dios dice. “No se unirán el uno con el otro, como el hierro no
se mezcla con el barro”. Daniel 2:41-43.
Algunos intentos de establecer un nuevo imperio mundial.
Carlo Magno: siglo VIII y IX, Carlos V: siglo XVI, Luis XIV: siglo XVII, Napoleón Bonaparte: siglo XIX y Adolfo Hitler: siglo XX.
Alianzas Humanas:
✓ 1815 Santa Alianza (Austria, Rusia, Prusia).
✓ 1870 Sistema de Estados Europeos (6 Países).
✓ 1945 Creación de la ONU.
¿Un Nuevo Orden Mundial?
“Es una gran idea: un nuevo orden mundial, donde distintas naciones son atraídas a una causa común, para alcanzar las aspiraciones universales del ser humano: paz y seguridad, libertad y el imperio de la ley…solamente los Estados Unidos tienen tanto derecho moral así como los medios para respaldarlo”. George Busch (padre).
Pero ¿Podrá el hombre establecerlo?
La respuesta divina es clara: “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, Daniel 2:44-45.
Estamos a las puertas de un gran acontecimiento mundial, que marcará la vida de todo este planeta, nuestro Dios regresará a esta tierra por segunda vez y terminará con este mundo de pecado y maldad, para establecer un reino en donde no existirá el dolor, la muerte, el sufrimiento, las injusticias, un mundo nuevo en la cual podamos disfrutar del gozo, el amor, y la felicidad por los siglos de los siglos. El deseo de nuestro corazón y de nuestro Dios es que podamos confiar plenamente en Él y estar atento a las profecías y que nos dejemos dirigir mientras vivamos en este mundo, hasta el momento en que Él establezca su reino eterno.





