

¿Que detiene el fin de la historia?
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Serie: Las Profecías Bíblicas - Esperanza de las Naciones


Como ya hemos estudiado en la profecía bíblica estamos viviendo en los últimos momentos de nuestra degastada humanidad. Así lo indican claramente los eventos del sexto sello de Apocalipsis 6. De los 5 eventos, ya cuatro se han cumplido; el gran terremoto (1 Noviembre 1755), el oscurecimiento del sol (19 Mayo 1780), la luna como sangre (19 Mayo 1780), la lluvia de estrellas fugaces (13 Noviembre 1833), estamos viviendo en este compás de espera hasta que se cumpla el último evento, que será, la segunda venida de Cristo.
El tiempo actual se presenta como una hora de mucha tolerancia y mezcla entre la voluntad de Dios y la de Satanás. Todo se puede negociar y todo se puede debatir. Las religiones del mundo bogan a favor del ecumenismo, movimiento mundial que insta a mirar las similitudes y ocultar las diferencias, total el amor de Dios es tan amplio que de algún modo el Señor entenderá.
Lo importante es amar a Dios y adorarlo más o menos como cada uno pueda. Lo interesante del caso es que este pensamiento no se encuentra respaldado bajo ningún punto de vista por las Sagradas Escrituras, más aún, cuanto más secularizado está el mundo, la depravación moral de la sociedad es más evidente.
La Biblia nos enseña que antes que Cristo vuelva por segunda vez, el mundo en vez de estar unido y armonioso va a estar convulsionado y polarizado. En los días finales cuando la corta intercesión de Jesús en el lugar santísimo del santuario celestial esté terminando, se discernirá “la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve”. (Malaquías 3:18).
Entonces, ¿qué detiene el fin de la historia? “Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol”. (Apocalipsis 7:1). Los cuatro ángeles representan la totalidad del globo, en el mundo entero el Espíritu de Dios está refrenando los conflictos y calamidades, ¿con qué propósito?
Apocalipsis 7:2-3. “Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios”.
Los vientos son sostenidos durante la intercesión de Cristo en el santuario, mientras está vigente el tiempo de gracia, el tiempo de arrepentimiento, con el propósito de diferenciar y marcar el justo y el injusto. Esta es una obra de juicio, un juicio previo al advenimiento de Cristo que determina quienes heredarán la vida eterna en ocasión de la segunda venida de Jesús. Aquí hay un punto muy importante que debemos entender. Con respecto a nuestra salvación el momento actual es más importante que el mismo regreso de Jesús. ¿Por qué?
Porque HOY estamos bajo el tiempo de la gracia, hoy podemos acudir al Salvador y pedir que perdone todos nuestros pecados, hoy debemos ser sellados con el sello de Dios para que cuando la gracia termine (lo sabremos por el derramamiento de la primer plaga) estemos cubiertos con la justicia de Cristo y entonces al ver que el cielo se abre y al Rey de Reyes venir podamos exclamar éste es nuestro Dios, lo hemos esperado y él nos salvará.
TRES COSAS IMPORTANTES.
1. Obra de Destrucción, (Cristo está frenando el castigo a los impíos, prolongando su gracia).
2. Obra de Sellamiento, (se está desarrollando en estos momentos).
3. A los Siervos de Nuestro Dios, (una obra de juicio, por contraposición se decreta quienes no heredarán el reino de los cielos).
Entonces Cristo vendrá.
“Oí una voz que decía desde el templo a los siete ángeles: Id y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios”. (Apocalipsis 16:1). Cuando esta orden sea dada desde el templo de los cielos, el fin de la gracia habrá llegado y las copas de la ira de Dios caerán sobre este mundo.
¿Cuál es el sello de Dios?
“Muchos tropezarán entre ellos, y caerán, y serán quebrantados; y se enredarán y serán apresados. Ata el testimonio, sella la ley entre mis discípulos”. (Isaías 8: 15-16).
La ley de Dios debe estar grabada en los corazones de sus discípulos. El sello de un legislador debe exhibir tres cosas: (1) nombre, (2) autoridad, cargo o título, (3) jurisdicción. Entonces el sello del Dios vivo se encuentra específicamente en el cuarto mandamiento de la ley divina, porque dice: en seis días, (1) el Señor (nombre); (2) hizo (función: Creador); (3) el cielo, y la tierra (dominio o jurisdicción).
Por ello este día de adoración al Creador es una señal para el pueblo de Dios. Ver Ezequiel 20:20, Éxodo 31:13. Esta marca o señal se manifiesta tanto en la creación como en la recreación que Cristo hace en nosotros. “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio” (Sal 51:10) “Porque somos… creados en Cristo Jesús para buenas obras”. (Efesios 2:10). Dios quiere que cada sábado dirija nuestra atención a Aquel que nos creó, y cuya gracia y poder santificador están obrando en nosotros para hacernos aptos para su reino eterno.
Así es que, como hemos visto, esta señal es muy visible, Apocalipsis 7:3 dice en sus frentes.
“Y les di también mis días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico.” “Santificad mis días de reposo, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios”. (Ezequiel 20:12, 20).
“Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó”. (Éxodo 20:11).
Recordemos que Jehová REPOSÓ, BENDIJO y SANTIFICÓ el día sábado.
La Profecía y el Día de Reposo. Isaías 56:1-7.
“Así dijo Jehová: Guardad derecho, y haced justicia; porque cercana está mi salvación para venir, y mi justicia para manifestarse.
Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de hombre que lo abraza; que guarda el día de reposo para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal.
Y el extranjero que sigue a Jehová no hable diciendo: Me apartará totalmente Jehová de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquí yo soy árbol seco.
Porque así dijo Jehová: A los eunucos que guarden mis días de reposo, y escojan lo que yo quiero, y abracen mi pacto, yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá.
Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo, y abracen mi pacto, yo los llevaré a mi santo monte”.
Como ya hemos estudiado, el día de reposo, el sábado, no pertenece únicamente al pueblo de Israel sino que es un pacto entre Jesús y todos los que quieran obedecerle. La promesa de Jesucristo, nuestro gran profeta, es que cuando él instaure su reino eterno, guardará el pacto que hizo con sus hijos y permanecerá por siempre. ¿Quieres recibir ese nombre nuevo que Jesús te quiere otorgar en la eternidad? Entonces debes ser sellado con el sello del Dios vivo.
Como sabemos, en este gran conflicto, así como Dios tiene una señal también Satanás la tiene y la coloca en la frente o mano derecha de sus seguidores.
¿Cuál es la marca de la apostasía?
“El papa tiene tanta autoridad y poder que puede modificar, explicar o interpretar aun las leyes divinas… El papa puede modificar la ley divina, siendo que su poder no es de hombre, sino de Dios, y actúa como vicegerente de Dios en la tierra”. (Traducido de Lucio Ferraris, Prompta Bibliotheca, “Papa”, art 2).
“Plugo a la iglesia de Dios, que la celebración religiosa del día sábado fuese transferida al ‘día del Señor’ ”. (Catecismo del Concilio de Trento (Pío V, 1566), (Donovan, 1867 pág. 345).
El último llamado de Dios al hombre, en el tiempo profético señalado.
Apocalipsis 14:6-7.
“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”.
Será como en los días de Noé. (San Mateo 24:37-39).
“Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre”. Así como Noé entró en el arca siete días antes que comenzará el diluvio (Génesis 7:1, 4), el fin de la gracia llegará poco tiempo antes del regreso de Jesús a la tierra. La gracia terminará de manera repentina y nadie sabe cuándo esto sucederá. Por eso hoy debemos decidir hacer la voluntad de Dios aunque todo el mundo se nos oponga, tal vez mañana pueda ser demasiado tarde.
Escuchemos la voz de Dios y aceptemos su verdad, ¿qué cosas en esta vida son tan maravillosas que nos pueda impedir morar con Jesús para siempre? Bajo el precio que costó nuestra eternidad nada en esta vida puede superarlo. Pero en esta vida frívola, llena de placeres pasajeros, deportes, trabajo y mil compromisos Satanás siega la vista del hombre. Necesitamos ser renacidos en Cristo Jesús y limpiar nuestra vida de todo pecado.
“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”. (Efesios 4:30).
“Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo”. (2 Timoteo 2:19).
“Vi… a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio”. (Apocalipsis 15:2). El sello de Dios estará sobre la frente de los redimidos. (Apocalipsis 14:1).
Jesús nos llama compasivamente a ser victoriosos sobre todos los poderes apóstatas que se oponen al gobierno celestial. Únicamente los que durante este tiempo de gracia demuestren fidelidad a los preceptos divinos podrán acceder a las glorias eternas.
Cristo ya decidió por ti en la cruel cruz y quiere vivir contigo para siempre, ¿qué responderemos al llamado de Jesús? Decidamos hoy rendir nuestra vida a Jesús mientras dura su gracia.