

El Juicio Antes
de su Segunda
Venida
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Serie: Las Profecías Bíblicas - Esperanza de las Naciones


En realidad, el plan de salvación es sencillo y se halla ilustrado desde el mismo comienzo de nuestra humanidad. En el huerto de Edén estaba todo perfecto y Adán estaba advertido sobre dos árboles ubicados en el centro del huerto. Uno era el árbol de la vida y el otro el árbol de la ciencia del bien y del mal. Génesis 2:9. De uno de estos árboles ellos debían comer, pero del otro no debían comer. La lealtad de nuestros padres seria probada ante el decreto dado por Dios.
Todo el escenario entre el bien y el mal se desarrolló en torno a una decisión individual, creer a Dios y seguir su voluntad que consistía en respetar sus mandamientos y aceptar el plan de él para nuestra vida, o de lo contrario, creerle a Satanás y dejar que el gobierne nuestros días sobre la tierra.
En el ámbito espiritual, solo existen dos tipos de personas, los que hacen la voluntad de Dios y los que no lo hacen, esto va más allá de una religión, estatus social o nacionalidad. El reino de los cielos es para todas las personas y es menester que a todos se les presente la misma oportunidad de elección. La esencia de nuestra vida debe consistir en alcanzar día a día una mayor relación con Cristo, haciendo su voluntad, estudiando su Palabra y colocando nuestro corazón en sus manos, sin lugar a duda el camino no es fácil o es solo para algunas personas, solo requiere de nosotros voluntad y perseverancia.
El carácter de Dios.
“Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación”. Éxodo 34:6-7.
Es la voluntad de Dios expresa en su Palabra la que nos señala que él quiere que todos sean salvos, sin embargo, no todos lo serán. Dios es eterno, su ley es eterna, su carácter es eterno. Mientras el monte ardía hasta en medio de los cielos y la tierra temblaba, Jehová estaba escribiendo sobre tablas de piedra con su propio dedo, su ley moral. Es notable que en ese momento Dios recalque dos puntos fundamentales de su carácter.
En primer lugar, él es misericordioso y tardo para la ira. En segundo lugar, de ningún modo tendrá por inocente al malvado. De manera que la cruz del calvario no se levantó para cambiar el plan de salvación, sino porque la paga del pecado es muerte, de lo contrario Cristo le habría mentido a Adán, hasta incluso, su muerte no habría sido necesaria. La muerte de Cristo fue en nuestro lugar para que nosotros pudiéramos tener vida eterna en él.
El Santuario Terrenal un modelo de aprendizaje.
El santuario terrenal tenía dos tipos de servicios: un servicio diario y anual y dos compartimientos. En el primero y más grande llamado Lugar Santo, el sacerdote realizaba los oficios de culto a diario durante todo el año, algunos sacrificios eran por voluntad propia del pecador mientras que otros no, representaban el don inmerecido de Dios y gratuito para todos los hombres.
El segundo lugar, que era más pequeño, se llamaba Lugar Santísimo. Aquí oficiaba el sumo sacerdote únicamente una vez al año, era un ritual particular y muy especial se lo conocía con el “día de expiación” o “día del perdón”.
“Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios. Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo”. Levítico 23:28-29.
En el día de expiación entraba el sumo sacerdote al lugar Santísimo llevando sangre consigo, la cual era por el mismo y por el pueblo, y esta era rociada sobre el arca del pacto. El sumo sacerdote llevaba sangre indicando de esta manera que los pecados no eran perdonados por el sino por el Cordero de Dios que habría de venir según la promesa hecha a Adán. Genesis 3:15.
Este día simbolizaba cuando Cristo va a terminar con el pecado para siempre, por ello era un día de ayuno y oración, un momento solemne.
Jesús en el Santuario Celestial.
“Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro”. Apocalipsis 1:12-13.
San Juan observa a Jesús en el lugar Santo del Santuario Celestial, sabemos esto por la propia visión en la cual el Hijo del Hombre se encuentra entre los candelabros de oro, objeto que también se encontraba en el lugar Santo del Santuario terrenal, el cual era sombra del celestial y por las propias vestiduras sacerdotales de Cristo.
La Gran Promesa Divina.
Daniel 8:14. “Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado”. La profecía de los 2300 años comienza en el año 457 a.C. y se extiende hasta 1844 d.C. En temas anteriores ya hemos señalado sobre la reedificación de Jerusalén, el momento exacto cuando el Mesías Príncipe seria ungido por el Espíritu en las aguas del Jordán, su ministerio y muerte. Ahora en 1844 Cristo pasaría del lugar Santo al Santísimo y comenzaría con un breve y proceso final de purificación del pecado en el santuario celestial, tal como estaba simbolizado en el ritual judío del Santuario Terrenal.
Esto nos indica que ya estamos viviendo en el fin del tiempo del fin, después de esta fecha, no existe más un tiempo profético tanto para el retorno de Cristo a la tierra, menos aún para el momento cuando termine la gracia. Pero podemos estar seguros del tiempo, por el sin número de señales que nos indican que el regreso de Jesús está muy cerca.
Durante 1810 años Jesús haría expiación por su pueblo perseguido, desde el año 34 d.C., cuando Esteban fue apedreado y dado muerte dijo: “He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios” según Hechos 7:56, hasta 1844 d.C. nuestro gran Sumo Sacerdote trabajaría por su pueblo en el Lugar Santo. Luego pasaría al Lugar Santísimo por breve tiempo para terminar con el pecado y para “destruir a los que destruyen la tierra”. Apocalipsis 11:18.
Jesús en el Lugar Santísimo.
“El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos… Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra. Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo”. Apocalipsis 11:15,18-19.
Esto se proclama en los cielos, ha llegado el tiempo de juicio, es un juicio donde se investiga los casos de aquellos que veneran el santo nombre de Dios. Equivale al día de expiación, es de suma importancia por la complejidad, solemnidad, imponente en las cuales se está analizando e investigando la vida de aquellos que serán herederos de la salvación. El arca del pacto se encuentra en el lugar Santísimo del santuario que está en el cielo, allí esta Cristo desarrollando este juicio y presentando su propia sangre.
Solemne hora de Consecuencias Eternas. 1844 d.C. ---------------------------------------?
Daniel ve en visión la Hora del Juicio.
“Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos”. Daniel 7:9-10.
Este hecho ocurre completamente en los cielos, por fe nosotros vemos todo el accionar del juicio con el interés de la divinidad de salvar a la raza caída. Es el momento de escudriñar nuestras vidas, cambiar nuestra forma de pensar y de confesar nuestros pecados; el Señor nos llama y toda una eternidad está en juego. Este suceso estaba representado dentro del pueblo de Israel, en la cual las familias se reunían en torno al santuario en el “día de la expiación”, era un tiempo de juicio, de la misma forma nosotros y la familia celestial estamos en torno al santuario celestial, en el gran día del juicio investigador, en la cual se estudia e investiga quienes serán los herederos de la vida eterna.
Breve Tiempo. Solemne Hora de Expiación.
“Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido”. Daniel 7:13-14.
El Padre le entrega al Hijo toda la autoridad, observemos que Cristo viene en las nubes del cielo, no a la tierra, sino que se presenta ante el Padre. Al Hijo le es otorgado el decretar quienes serán los redimidos de entre los hombres. Él está formando su reino con aquellos que aceptan su sangre y deciden las leyes de Dios y hacer su voluntad.
¿Cuál será la norma del juicio?
“Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley. Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad”. Santiago 2:10-12.
El carácter de Dios es inmutable. El juicio simplemente determina quien hace la voluntad de Dios y quien no la hace. La base de este juicio se encuentra en la Palabra de Dios y en su Santa Ley, por lo tanto, tenemos que seguir a Cristo de acuerdo con su voluntad, y no de acuerdo con nuestras propias opiniones y deseos, no se trata de aceptar lo que nos conviene o respetar ciertos principios, sino de poner nuestra vida en sintonía con el tiempo profético en el cual vivimos de acuerdo con el conocimiento que tenemos.
Recordando que la misericordia de Dios no durará para siempre, el mismo acto de purificación del pecado conlleva que en algún momento se pondrá fin a la maldad. Satanás y todos sus secuaces serán aniquilados para siempre.
Culminación del fin de la gracia, en un momento inesperado.
“El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía”. Apocalipsis 22:11.
Nadie sabe el día, ni la hora, pero a partir de ese momento ya no habrá un intercesor en los cielos que pueda ayudar al pecador. Habrá pasado cualquier tipo de oportunidad, porque el tiempo de gracia habrá concluido, mientras que las personas estarán sumergidas en sus quehaceres diarios, despreocupados y sin interés en las cosas de Dios, solamente una pequeña minoría en este mundo de maldad sabrá que el destino eterno de toda la raza humana ya este sellado cuando discierna el caer de la primera plaga descripta por el mismo profeta Juan. Apocalipsis 16.
“He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán”. Amos 8:11-12.
No habrá hombre en esta tierra que pueda ayudarnos. Por eso hay un último mensaje de amonestación que debe ser dicho en alta voz a todos los habitantes del planeta. Este mensaje debe ser breve (sencillo, claro y sin rodeos), simultaneo al juicio (consecuente con el tiempo profético en el cual se vive).
“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”. Apocalipsis 14:6-7.
El reloj profético que nunca se detiene marcara el momento tan ansiado para el pueblo de Dios, la Jerusalén Celestial ya está preparada. Cristo esta hoy juntando todas sus ovejitas que están esparcidas por el mundo. ¿Eres tú una ovejita del Señor? ¿Deseas que Jesús sea tu pastor y que te proteja entre sus brazos?
Hoy decide hacer la voluntad de Dios antes que la gracia termine, hoy es tiempo de estudiar, de investigar y no parar hasta que se resuelvan estas cosas en nuestra mente, hoy es el día de encontrar la verdad y aferrarse a ella.